Hace varios años, después de que naciera mi segundo hijo, trabajando de profesora de idiomas por cuenta propia, ya sólo conseguía pocas clases, por lo cual tuve que reorientarme profesionalmente. Me gustaba enseñar y trabajar con grupos y sobre todo disfrutaba preparar e impartir las clases de forma creativa. Sin embargo, ese trabajo no me llenaba personalmente y llevaba años deseando dedicarme a un trabajo que tuviera un sentido mayor para mí y me llenara de satisfacción.
Había varias circunstancias exteriores que justificaban el porqué ya sólo conseguía pocas clases, como por ejemplo: el hecho de que me había tomado un tiempo de maternidad, mis estudios del extranjero no estaban bien reconocidos en Alemania, hubo mucha competencia en mi área de trabajo ya que vivía en una ciudad multicultural etc. Tal vez la respuesta a la pregunta del porqué me ayudó a tomar las circunstancias menos personales y no verlas como un fracaso propio. Sin embargo, para mi desarrollo personal no era suficiente contestarme esa pregunta.
Mirando hacia atrás, estoy agradecida del hecho de que se me cerraba la puerta como profesora de idiomas. De esa manera tuve que emprender un camino nuevo e inicié un viaje que paso a paso me ha llevado a mi meta: Un trabajo que disfruto y que me llena de satisfacción. En mi camino el destino – otr@s lo llamarán el universo o también Dios – una y otra vez me abría puertas nuevas y me ponía a gente que me apoyaba. Ahora reconozco bien para qué me servía el hecho de que se cerraba esa puerta en aquel tiempo.
Cuando en el coaching o el trabajo biográfico miramos acontecimientos – en particular momentos decisivos -, intentamos permitir la pregunta de ¿para qué?. Si preguntamos el porqué de las cosas, buscamos explicaciones y motivos por acontecimientos en acontecimientos del pasado. Esa pregunta, sí, nos ayuda a entender circunstancias, hechos y consecuencias. Sin embargo, con esa pregunta nos quedamos en el pasado.
Si nos preguntamos ¿para qué? entonces nos dirigimos hacia el futuro. Muchas veces no podemos contestar esa pregunta de forma objetiva y tenemos que formular una hipótesis. Esa pregunta nos pide profundizar, explorar nuestras necesidades, nuestros deseos y valores y buscar un sentido en los acontecimientos y hasta en los golpes del destino. Enfrentar esa pregunta requiere valor, estar dispuesto a cambiar la perspectiva y a tomar la vida en las propias manos. Como biógrafa te puedo acompañar en este proceso.
“La pregunta dirigida hacia el futuro permite reconocer la parte propia activa que la vida sigue.” -Mathias Wais
コメント